sábado, 27 de septiembre de 2014

V

Me acuerdo que una vez en un museo una guía nos contó que como las misas antes duraban cuatro horas más o menos, las mujeres ponían unos orinales debajo de sus vestidos para poder hacer pipí.
Me acuerdo de que el día de que le corte e mi ex, fui a comer sushi pero como estaba cerrado me regrese y me fui al peluquero, donde me atendió un hombre llamado Calixto, primer peluquero heterosexual que he conocido en la vida, que me conto sus aventuras amorosas.
Me acuerdo de que antes de esto me fui a comer a  un Samborns y ahí me atendió una mesera llamada Antonia, como mi ex.
Me acuerdo que le corte a mi ex con un mensaje y que me sentí liberada.
Me acuerdo que todos mis amigos son gente fuera de lo común, porque yo misma lo soy.
Me acuerdo que tomar clases de feminismo cambio mi visión de la mujer de una forma increíble.
Me acuerdo que hay una amiga que dice que es antifeminista.
Me acuerdo de que me gustan las culturas hibridas.
Me acuerdo que una vez fui a un lugar llamado “Cingaro” con una amiga y que había meseras ancianas en shorts y que tenías que compartir mesa con desconocidos.
Me acuerdo de que en esta ocasión una tipa se divertía a contarle a mi amiga que era muy elástica y a levantar su pierna cada diez segundos.
Me acuerdo de que siempre en esta ocasión, conocí a un maestro de gym que escupía al hablar.
Me acuerdo que en otra ocasión conocí a un maestro de gym de primaria que me invitó a cenar.
Me acuerdo que conozco a gente que se declara heteroflexible en lugar de decir bisexual.
Me acuerdo de que mis amigos de teatro son gente muy sincera.
Me acuerdo que la frase anterior es muy extraña.
Me acuerdo de que después de la secundaria me dijeron que fuera a estudiar pedagogía y que escogí idiomas.
Me acuerdo de que ahora trabajo como maestra.
Me acuerdo de que me he reconciliado con algunas personas después de un año.
Me acuerdo de un conocido que una vez se durmió en un antro y que la gente le puso abrigo encima.
Me acuerdo de que en secundaria, durante una excursión en el lago de Garda,  yo y mis amigas nadamos en la alberca del hotel completamente vestidas.
Me acuerdo de que una vez un hombre que vendía tacos me dijo que saco verdades de las mentiras.
Me acuerdo de un mimo que me regalo un papelito que decía  algo sobre hacer mal el trabajo.
Me acuerdo de que una vez al ir a Xochicalco el chofer del bus me bajo ahí pero como estaba cerrado tuve que quedarme con el de seguridad que me abrió el museo para ir al baño y me ayudo a parar un taxi.
Me acuerdo de que el taxista del mismo taxi se paró en el medio de la nada y yo temí para mi vida y resulta que solo quería orinar.
Me acuerdo de que pasamos por un pueblo lleno de cabras
Me acuerdo de que en Madrid una tipa trajo una cabra en internet café.
Me acuerdo de que me gustaba mucho la Gran vía y los Starbucks.
Me acuerdo de que una vez comí comida India en el barrio de Lavapiés.
Me acuerdo que Lavapiés huele muy mal.
Me acuerdo de que en Málaga en un antro llamado “Orishas” bebí el mejor mojito que había probado hecho por un cubano.
Me acuerdo de que la feria de Málaga duraba como diez días y había fiestas sin parar.
Me acuerdo de los olivos en plena ciudad y de los arboles llenos de naranjas.
Me acuerdo de dos vecinas viejitas que se hablaban gritando  de un balcón a otro.
Me acuerdo de que una de ellas me preguntaba siempre si había ido a la playa.
Me acuerdo de que otro vecino no tenía cortinas y veía mucho porno.
Me acuerdo de otro vecino que nunca salía y que creíamos que estaba en los domiciliares.
Me acuerdo de mis roomies Francesca y Antonella.
Me acuerdo de que Antonella era  muy alegre.
Me acuerdo de que una vez   Salí con  un chico llamado Alejandro y cocine para él.
Me acuerdo de que a veces salía sola en Málaga y de que conocía a mucha gente.
Me acuerdo de que pienso que la arrogancia es la máscara de la mediocridad.
Me acuerdo de que no me gusta la sopa recalentada metafórica y literalmente.
Me acuerdo que en secundaria tenía Jeans rojos y otros negros.
Me acuerdo de unos mocasines rojos que tenía en primaria.
Me acuerdo que en primaria fui a Asís y que cuando quise hacer mi cama, una  compañera me dijo que no tenía que hacerlo porque ellos me la hacían.
 Me acuerdo de que una vez en Veracruz en Carnaval, conoci a unos chicos y fuimos a un concierto e hicimos amistad con unas vendedoras del malecon.
 Me acuerdo de que una vez conocí a dos chicos, uno argentino y el otro de republica Checa, que se llamaba Tomaz y me acuerdo que dormían en la playa en unas tiendas de campaña.
Me acuerdo que yo y Tomaz pasamos la noche en playa hasta el amanecer y que un hombre que buscaba monedas con un detector de metales nos saludó.
Me acuerdo de que Tomaz me regaló un collar en forma de corazón.




viernes, 19 de septiembre de 2014

IV

Me acuerdo que mi hermano me pagaba y me daba dulces para que le hiciera las tareas.
Me acuerdo de un señor de la limpieza en mi bachillerato que se apellidaba Sciffo, tenía cara de mafioso y usaba a diario la misma ropa.
Me acuerdo del director de la escuela, parecía Gargamello y se cree se pintaba el pelo con la pintura para limpiar zapatos.
Me acuerdo de mi profa de español, la gente decía que se parecía a Roberto Benigni en femenino.
Me acuerdo de que una de las primeras novelas que leí en español fue “Niebla” de Miguel de Unamuno.
Me acuerdo que en la fiesta de posgrado no llevamos nada porque el compañero que tenía que comprar comida no lo hizo.
Me acuerdo de un tipo loco que la gente dice que se ponía en la orilla del mar en bra para seducir chicas.
Me acuerdo que este tipo se llama Rodolfo.
Me acuerdo de un tipo que una vez intento seducirme mostrándome los callos de sus manos.
Me acuerdo que en el carnaval de Veracruz me quiso seducir un chico de 16 y que su primo estaba a un lado viéndome feo.
Me acuerdo que un viejito en el autobús me dio su número, diciendo que era director de orquestra y que vive en Puebla.
Me acuerdo de otro viejito que en un concierto de jazz me invito a otro concierto diciéndome que me habría guardado el lugar.
Me acuerdo de unos turistas que en Veracruz me dieron un ride porque no encontraba ningún taxi.
Me acuerdo que en Escocia la gente me hablaba en gaélico.
Me acuerdo que siempre me pasan cosas interesantes.
Me acuerdo de que vivía con una chica de Xalapa que me grito por no lavar su cafetera.
Me acuerdo que su madre es antropóloga y estudia la presencia africana en México
Me acuerdo de un chico llamado Noah que vendía cosas en Coyoacán .
Me acuerdo que me ensenó una herida diciendo que se la hicieron durante un asalto.
Me acuerdo de los que rompen vidrios con el cuerpo en el D.f. y de los fanáticos con micrófono.

Me acuerdo que en D.f. una vez tome con mi hermano y mi amiga Ju, un trolebús  que iba trajinado por un carro y que en esta ocasión un fanático religioso nos dio unos volantes y un niño rasguñó a los vidrios del bus.
Me acuerdo que una vez expuse sobre itinerarios literarios de Trieste.
Me acuerdo de un compañero de la universidad alcohólico que antes de un examen lanzo una botella contra la ventana.
Me acuerdo de la lectora de inglés, era irlandesa y tenía la cara roja.
Me acuerdo del lector de inglés, se llama Nick Carter.
Me acuerdo que conozco a un maniaco sexual que descubrí ser amigo de un amigo.
Me acuerdo de una conocida que no puede orinar si hay gente esperando fuera del baño.
Me acuerdo de que mi madre me conto de una viejita que compro su ataúd lo puso en la mesa y lo probo, y cuando llego el cartero se levantó, el cartero salió corriendo.
Me acuerdo que fui a una exposición sobre vampiros.
Me acuerdo de una chica que trabajaba en el museo interactivo de la música y es una de las roomies mejores que tuve.
Me acuerdo que en el D.f. un conocido me regalo una rama de rosas, una de alcatraces y una planta de nochebuena.
Me acuerdo que una de mis roomies me dijo que no le gustan las flores y que estas olían mal.
Me acuerdo de un conocido que se presentó a una cita con su amiga y me propuso un trio.
Me acuerdo que en Italia dos personas tercas que discuten se dice que tienen “un discurso entre sordos”
Me acuerdo de que me gusta mucho el apellido sarmiento.
Me acuerdo que no me gusta el mate y tampoco el hígado.
Me acuerdo de mi amiga Carmen es paraguaya y ha sido adoptada por una argentina y un esloveno.
Me acuerdo de mi asesora de Italia, es muy buena y su risa es contagiosa.
Me acuerdo que ella su hermana y sus padres vivieron en Serbia y hablan serbio.
Me acuerdo que su padre gano el premio casa de las Américas.
Me acuerdo que al mudarme a México, mi mejor amiga me escribió sobre un anuncio en el que digo que vendo libros que nunca me olvidara.
Me acuerdo de que tengo una amiga que se llama Prisca y su nombre es etrusco.
Me acuerdo de que mi plato favorito consiste en pan y jitomate con aceite de oliva.
Me acuerdo de que también me gusta mucho la mozzarella.
Me acuerdo que me dijeron que los mayas tienen pequeñas muñecas debajo de almohada y le cuenta sus problemas.
Me acuerdo de que como para los mayas para  Simone de Beauvoir la muñeca tiene la misma función.
Me acuerdo de que en Chiapas la gente castiga a los santos si no cumplen sus peticiones.
Me acuerdo de que un amigo de una amiga me debe dinero así que me quede con su libro.
Me acuerdo que en primaria a finales de año los libros debían estar limpios y ordenados.
Me acuerdo que me gusta mucho la expresión  “Es mejor pedir perdón que pedir permiso”
Me acuerdo que estoy acostumbrada a los nuevos inicios.
Me acuerdo que no tengo raíces sino alas.
Me acuerdo que  una vez un señor de San Luis Potosí me invito a mí y a unos conocidos a una botella de ron en un karaoke.
Me acuerdo que a veces soy imprudente y otras precavida.
Me acuerdo que un compañero me dijo que Margo Glantz me quiere mucho.
Me acuerdo que Margo  es gran persona.
Me acuerdo que la primera vez que la conocí en Coyoacán, estaba con Ju y ella me invito a pasar a su casa y nos ofreció chocolate con cereza.
Me acuerdo que en Paris me invito a un café, diciendo “Usted es estudiante”
Me acuerdo que luego fuimos a su hotel donde la entrevisté
Me acuerdo que se me paralizo media cara siempre en Paris pero no me di cuenta y como sonreía, la gente me veía raro y yo pensaba que ellos eran raros.
Me acuerdo que un empleado del metro me grito porque no hablaba francés.
Me acuerdo que una vez cuando tenía como 10 años me subí a un árbol y  le ordene a otros niños tráeme galletas y dulces.
Me acuerdo de chica loca que siempre quería pelear con todos.
Me acuerdo de que una vez yo y una amiga hablamos tan fuerte que un indigente nos gritó nos calláramos.
Me acuerdo de que a mi padre le gusta pasear en la orilla del mar, mientras mi madre lo detesta.
Me acuerdo que soy afortunada porque amo lo hago y lo hago con amor.
Me acuerdo de que cuando fui a Schonnbrunn con mi ex, un golpe de aire le tiro todo el azúcar en polvo en su pantalón y yo me reí mucho y él se molestó y me dijo que era estúpida.
Me acuerdo que me siento orgullosa cuando la gente me  dice que deje una huella en su vida.
Me acuerdo que quiero hacer la diferencia.
Me acuerdo que presente el libro más reciente de Margo Glantz “Yo también me acuerdo”
Me acuerdo que después yo y mis amigos paseamos con ella y fuimos a comer.
Me acuerdo que una vez  fui a sacar de la cárcel un compañero mío que fue detenido por borracho.
Me acuerdo que el ex de mi roomie me pidió disculpas  por la grosería de una loca de Ensenada porque era de su estado.
Me acuerdo que de pequeña  tenía un pony azul de peluche y que mi hermano me lo lanzo sobre el armario.
Me acuerdo que mi hermano lanzaba su ropa interior sobre el armario y mi madre tenía que subirse a una escalera para bajarla.
Me acuerdo con mi hermano hacíamos fuertes con la sabanas y los cojines del sofá.
 Me acuerdo que de pequeña  compre un pez y como mi padre me dijo que le diera pan se murió.
Me acuerdo que luego tiramos el pez en el retrete y mi padre jaló el agua.
Me acuerdo que se me cayó un closet encima.
Me acuerdo que mi hermano se cortó las venas saltando en la cama y pegándose en una puerta de vidrio.
Me acuerdo que fui a Turín con una excursión del coro.
Me acuerdo que había un festival de música en el que participaban los grupos de los bachilleratos de la ciudad.
Me acuerdo que fui con mis amigas porque  me gustaba un tipo.
Me acuerdo que me gustaba un tipo que se murió en un accidente de moto.
Me acuerdo que este tipo me propuso ser su novia y yo me reí en su cara porque creí que se
burlaba de mí.
Me acuerdo de que había un loco que me cantaba “pajarito no te vayas”
Me acuerdo de una alumna mía que después de su exposición trajo chocolate para todos.
Me acuerdo de que tengo un alumno muy sensible.
Me acuerdo de un tipo mamado coordinador de un  grupo de viaje que me dijo que sus músculos son naturales.
Me acuerdo que en el mercado hay  una señora muy linda que me da de probar fruta seca y varias semillas cada vez que compro cosas en su tiendita.
Me acuerdo que se hacer chiles en  nogada.
Me acuerdo de que se cree si te sientas en la esquina de la mesa no te casaras, y si te barren los pies tampoco.
Me acuerdo que se dice que si pica la muñeca, recibirás un dinero pronto.
Me acuerdo que antes de vivir en Trieste me imagine el patio de mi casa y era igual.
Me acuerdo que a los 4 aprendí a escribir la letra A.
Me acuerdo de que una vez soñé con gigantes que luchaban y era en blanco y negro.
Me acuerdo de que otra vez  soñé  un árabe que se lanzaba al vacío.
Me acuerdo de Justina, heroína de De Sade, que murió porque se le cayó un rayo.
Me acuerdo que Milorad Pavic dice que los pensamientos humanos son como cuartos.
Me acuerdo que una vez en el metro en la Ciudad de México un tipo propuso atarme mis cordones.
Me acuerdo que cuando vino el “Isle of Mtv” vino Snoop Dogg y como yo y mis amigas hicimos amistades con unos tipos del estaff pudimos tomar algo en una fiesta Vip con los asistentes de Snoop Dogg.










miércoles, 10 de septiembre de 2014

III

Me acuerdo de que cuando era pequeña mi tía hacia pastel de plátano.
Me acuerdo que una vez unos polis me quisieron llevar al museo de Diego Rivera.
Me acuerdo  que tengo un alumno que se llama Diego Rivera.
Me acuerdo de que en mi facultad abunda la mediocridad.
Me acuerdo que me gusta la papaya.
Me acuerdo que mi hermano piensa que la papaya huele a pies.
Me acuerdo que cuando vino a México, mi hermano pensó que la gente era muy educada y que los polis tenían cara de tonto.
Me acuerdo que en México, dicen que tu casa está donde está sepultado  tu cordón ombligar.
Me acuerdo que en Trieste hay una plaza llamada Garibaldi donde viven muchos serbios.
Me acuerdo que en Garibaldi (México) me gusta tomarme fotos con los mariachis.
Me acuerdo una vez una amiga de una amiga y yo dedicamos una canción a otra amiga
Me acuerdo que conocí a esta amiga cuando fui a comprar un teléfono y ella me pregunto si podía ser mi amiga y me dijo que era lesbiana.
Me acuerdo de que me aloje en un hotel en el centro mi primera vez en México, donde el desayuno estaba muy rico y el mesero me invitó a salir con él
Me acuerdo que una vez baje a desayunar y una empleada dijo a su compañero “Mira llega la chicona”.
Me acuerdo de que la primera vez a México era un primero de Noviembre y había niños disfrazados y pasteles de  calavera.
Me acuerdo de la primera vez que comí un molcajete en un restaurante del D.F
Me acuerdo de la primera vez que viaje en un autobús en el D.F. , un micro, me senté al lado de un borracho y que me sorprendió el Jesús gigantesco que estaba al lado del chofer.
Me acuerdo que vivía en una colonia llamada Lomas Estrella, en la calle Mauritania, cerca de una avenida llamada Tlahuac.
Me acuerdo que cuando viajaba en autobús me divertía  cada vez a ver un nuevo detalle en la avenida Tlahuac.
Me acuerdo que me tardaba una hora en llegar al centro.
Me acuerdo que me gusta mucho la estación del metro Taxqueña.
Me acuerdo que la primera vez que fui a Taxqueña, me sorprendí mucho porque los hombres me decían Angelito y muñeca.
Me acuerdo que detesto a los mocasines y a  los hípsters.
Me acuerdo de un amigo que es muy delicado y a cada rato se enferma.
Me acuerdo que mis lasañas tienen mucho éxito.
Me acuerdo que me persiguen los chiflados.
Me acuerdo de que gasto mucho en libros y me gusta ir a las librerías usadas.
Me acuerdo de una conocida mía que se proclamaba poeta, quería fundar un movimiento literario y se paraba a oler las flores.
Me acuerdo de que esta tipa llevaba libretas a las fiestas y obligaba a la gente a leer sus poemas.
Me acuerdo de un tipo con el que salí en Málaga, tenía una furgoneta pero no tenía celular.
Me acuerdo de que este tipo me regalo una botella de ron.
Me acuerdo de que para que fueras al antro te regalaban una copa de ron.
Me acuerdo de que me robaron en España, y que veía el ladrón en cada lado.
Me acuerdo que tuve que ir a la comisaria a pie porque no tenía dinero para el autobús.
Me acuerdo en Barcelona  conocí a unos chicos que quisieron llevarme a mí y a una amiga a algún lado, pero me tuve que bajar porque un bocata de calamares me provoco nauseas.
Me acuerdo de que mi amiga bajo para ayudarme y su bolso se quedó en el coche y los tipos  arrancaron y se quedaron con  el bolso.
Me acuerdo que fui a la comisaria a denunciar el hecho con mi amiga y la policía se rio en nuestra cara.
Me acuerdo de un  maestro mío, muy alto que veía en todos lados.
Me acuerdo de que este maestro me dijo que no soy buena en  italiano.
Me acuerdo de que tengo un maestro eterno optimista que define muchas obras muy buenas.
Me acuerdo de otro maestro que parece un inquisidor moderno.
Me acuerdo de una secretaria a la que le gustan los finales felices.

Me acuerdo de que tenía una maestra que se apellidaba Borgia.
Me acuerdo de que en secundaria la gente se empujaba mucho para entrar a la escuela.
Me acuerdo de que la escuela está en la calle Cicerón y se llama Dante Alighieri.
Me acuerdo de que una vez en el mercado de Atlixco casi te secuestraban para que comieras en su restaurante.
Me acuerdo de que la estatua de Joyce en Trieste tiene el hombro consumido por las tantas fotos de los turistas.
Me acuerdo de que Joyce vivió en Trieste.
Me acuerdo de que siempre en Trieste se robaron la estatua de San José del pesebre y pusieron una de cartón en su lugar.
Me acuerdo de que se robaron la pipa de Umberto Saba y después su baston.
Me acuerdo que en Barcelona me persiguieron unos franceses y mi amiga y yo tuvimos escondernos detrás de un césped.
Me acuerdo que con otra amiga me escondí detrás de un coche por evitar un tipo muy insistente.
Me acuerdo que también me fui corriendo porque un tipo suizo muy aburrido no me dejaba en paz  y decía que venia del pueblo de Heidi.
Me acuerdo de que en esta ocasión unos transexuales entraron en el bar donde estaba y me regalaron, una muñeca, un conejo de peluche y un hombre araña negro.
Me acuerdo de que el 31 de diciembre en Barcelona me tropecé en un armario y después  intentaron robarme y finalmente el taxista se perdió.
Me acuerdo que por todas las razones anteriores llegamos tarde al hotel y mi amiga y yo celebramos el año nuevo en una estación de metro brindando un indigente.
Me acuerdo que en un camión me ligo un policía.
Me acuerdo de que una vez robe una máscara de místico a un tipo que fue grosero conmigo y se regale a mi hermano.












lunes, 8 de septiembre de 2014

II

Me acuerdo que el día de muertos fui al panteón municipal con los amigos de una amiga y que nos quedamos un ratito con una familia que había perdido a su hija de 16 años, experiencia intensa y dolorosa.
Me acuerdo que me gusta el olor del pan recién tostado.
Me acuerdo que en primaria, un niño, durante la comida dijo que no le gustaba  una comida porque había un cabello en su interior y la hermana Cristina, lo hizo parar y lo obligo a comerse la sopa a fuerza.
Me acuerdo que la directora de la escuela se llamaba Sor Anna.
Me acuerdo de un compañero de mi hermano que se llamaba Peter y que las hermanas castigaron porque orinó en un árbol en el jardín de la escuela.
Me acuerdo que el día de un santo llamado, san Sava, yo recitaba siempre algunos poemas y que cuando tenía más o menos cuatros años, al terminar mi poema, me voltee hacia mi papá y le reclamé el chocolate que me había prometido.
Me acuerdo de mi maestra Antonella, era muy dulce y paciente, y era jesuita.
Me acuerdo que Antonella tuvo que irse porque le sucedió algo muy feo, alguien cercano a ella se murió.
Me acuerdo de mi otra maestra Lorenza, bien histérica, se ponía morada cuando gritaba.
Me acuerdo que Lorenza era muy grosera conmigo y me gritaba mucho.
Me acuerdo que me rompí una pierna al intentar levantar a la maestra Edvige, maestra de mi hermano, que se me cayó encima.
Me acuerdo que me llevaron a mi casa en esta ocasión y que mi madre bajo con el pelo mojado.
Me acuerdo que me rompí un brazo cayéndome de un columpio.
Me acuerdo, que siempre  al caerme de un columpio me golpee la cabeza.
Me acuerdo que al intentar bajar un columpio, llame tan fuerte a mi abuela que una pareja me acuso haber despertado su bebe.
Me acuerdo que de pequeña hacia carreras de corsa sobre las puntas de mis pies.
Me acuerdo que cuando jugaba con unas niñas, fuimos a la casa de una de ellas y en la ventana salió la mama de una y les dio uvas y a mí también porque no era justo que se las diera solo a ellas.
Me acuerdo que niña mayor una vez me robo un dinero con un minero dibujado y yo me regrese a mi casa, diciendo a mi abuela “Me han robado mi minero”.
Me acuerdo que un amiguito mío se pinchó con una jeringa encontrada por ahí, jugando al doctor.
Me acuerdo que el primero niño que me gustó, tenía 12 años y yo 6.
Me acuerdo que a los 6 tomaba clases de inglés.
Me acuerdo que iba con mi abuela a comprar leche de cabra de una señora que venía de un pueblito cercano y traía a su cabra.
Me acuerdo que una vez me ensere fuera de mi departamento y un vecino mío, tuvo que brincarse a través de su balcón para abrirme.
Me acuerdo que de pequeña, me ponía la falda mi madre y sus zapatos de tacón y cantaba “no me gustan las cerezas”.
Me acuerdo que un compañero de  trabajo de mi padre, una vez se rompió la nariz al intentar inflar un globo, porque se cayó.
Me acuerdo que este hombre se murió hace unos años, tenía cáncer.
Me acuerdo que una vez tuve una camisa blanca y una falda roja.
Me acuerdo que mi madre se iba a veces a Serbia y nos dejaba notitas con escrito “Los quiero”.
Me acuerdo que cuando llegaba de La secundaria, mi madre me dejaba una bandeja de comida y un trozo de chocolate.
Me acuerdo que en primaria me dijeron que Yugoslavia se fragmento en mil pedazos y yo dije que no era cierto.
Me acuerdo que siempre en primaria un niño me dijo que me amaba y yo lo pegue.
Me acuerdo que tenía unos tenis que me quedaban pequeños y que me lastimaban mucho ,los odiaba.
Me acuerdo que los primeros tiempos en Italia, mis compañeros me aplaudían cuando decía alguna palabra bien y que mi madre iba al carnicero con un diccionario azul.
Me acuerdo que un carnaval me  disfrace de dama rica y mis compañeros no me reconocieron y murmuraron  ¿Quién es esta señorita?”
Me acuerdo que en primaria veíamos muchas películas de Disney.
Me acuerdo que siempre en primaria nos explicaban que si nos queríamos teníamos que bañarnos a diario y cómo hacerlo.
Me acuerdo que una vez en  el periodo de la navidad, las monjas nos leyeron una carta de un niño que pidió a Dios morir por no pesar en la economía de sus padres.
Me acuerdo que una vez fui a un cumple donde estaba un chico con la cara completamente quemada
Me acuerdo que una vez yo y una amiga decidimos lanzar caramelos a las parejas por la ventana y que el novio subió a pedir más porque le gustaron.
Me acuerdo que en secundaria usaba camisas de cuadros, botas militares y chalecos y me sentía muy cool.
Me acuerdo que iba mucho al centro comercial y me quedaba viendo a un tipo que me gustaba.
Me acuerdo que una vez un chico vino a traer una nota a una amiga y luego vino su amigo, diciéndonos que se había equivocado de chica.
Me acuerdo de que a los 15, le guste a uno de 30 y que como no lo pelaba, intento impresionarme jugando al futbol, se llamaba Tiziano.
Me acuerdo de un tipo que mi amiga y yo apodamos Ken porque llevaba una gorra con escrito Ken.
Me acuerdo de un africano que vendía cosas en la playa y se llamaba Jimmy.
Me acuerdo que la mama de una amiga, me prohibió verla porque me burlaba de ella.
Me acuerdo que a veces iba a comer gyros en un restaurante griego que después cerro.
Me acuerdo que a los 16 iba con mi grupo a la playa y que me gustaba un tipo que siempre me hacía bromas y que su novia me odiaba.
Me acuerdo que el autobús hacia la playa iba siempre lleno y que con 40 ° grados los viejos no quieran abrir las ventanas.
Me acuerdo que alguien ponía siempre música a todo volumen.
Me acuerdo que había un tipo que llamábamos el carbón porque olía peor que el animal.
Me acuerdo que hay una tipa loca que le pregunta a la gente si le puede dar dinero y que  lleva ropa de hombre y dice que es lesbiana.
Me acuerdo que la tipa esta a veces lleva leggings, un paraguas y  una bolsa de viaje.
Me acuerdo que  hay otro loco llamado Gildo que es un maniaco sexual que dice groserías y que una vez me sorprendió preguntadome solamente la hora.
Me acuerdo que en Trieste hay un balneario donde los hombres y las mujeres están separados.
Me acuerdo que a la gente, le gusta complicarse la vida.
Me acuerdo que me gusta mucho nadar y que a veces hago ejercicios debajo del agua.
Me acuerdo que en Ibiza fui a una playa nudista, sin desnudarme y vi a un transexual desnudo.
Me acuerdo que en Ibiza, un tipo me  dio dinero para desayunar y luego regreso para dar un paseo conmigo.
Me acuerdo que tenía un amigo que me dejaba sola para dar vueltas por su cuenta cuando salíamos.
Me acuerdo que una vez me torcí el tobillo cayendo sobre un piso  mojado frente a mucha gente.
Me acuerdo que tuve yo que cortejar a mi ex.
Me acuerdo que una vez al abrazar a mi ex, antes de que fuera mi novio, sentí sus sentimientos.
Me acuerdo que una vez paseando en la orilla del mar en la madrugada, conocí a un guardia de seguridad que me hizo un análisis grafológico y se volvió mi amigo.
Me acuerdo que este amigo me dijo que un pub era un lugar de intercambio de parejas.
Me acuerdo que me fui de intercambio a  Málaga.
Me acuerdo que Picasso nació  en Málaga.
Me acuerdo que en Málaga me tocó vivir con una loca amargaba unas semanas y que me corrió de su casa porque le gustaba a su amigo.
Me acuerdo que me aloje en una pensión donde un borracho pensó que mi cuarto era el baño y donde unos africanos me subieron las maletas a la última planta.
Me acuerdo que esta pensión, se llamaba Pensión Rosa.
Me acuerdo que me aloje en otro hostal donde trabajaba una chica pelirroja de argentina y donde compartí cuarto con un japonés que se mordía las unas de los pies.
Me acuerdo que en la primera pensión en la que me aloje el de la recepción  no me cobraba las cenas.
Me acuerdo de un monumento egipcio cerca de este hostal.
Me acuerdo que  me costó mucho trabajo encontrar un depa.
Me acuerdo que mi madre no me hacía mucho caso porque se estaba independizando Kosovo.
Me acuerdo que me mostraron una depa en un barrio gitano y que quise volverlo a ver pero llegue tarde y el casero se fue.











jueves, 4 de septiembre de 2014

Yo como Margo Glantz tambien me acuerdo

Me acuerdo que yo nací en Yugoslavia que luego se vuelto Serbia y Montenegro y finalmente solo Serbia.
Me acuerdo que mi bisabuela nació en el Imperio austrohúngaro.
Me acuerdo que me gustan los portones de madera y los palacios en ruina.
Me acuerdo que manejo muy mal y que dar clases me vuelve muy paciente.
Me acuerdo que una indigente en Madrid me regalo dos naranjas, y  otro en el D.f. una paleta a cambio de un cigarro.
Me acuerdo que me gusto el olor a canela y que la lluvia me pone triste.
Me acuerdo que una vez un policía me dio masaje a los pies.
Me acuerdo que hay demasiada gente muy insegura en este mundo.
Me acuerdo que una vez jugando en Serbia, me sentí en deber de hacerlo en serbio.
Me acuerdo que en la huasteca potosina nade en un canal, completamente vestida.
Me acuerdo que en Teotihuacán, una mujer que vendía  suvenires se persigno al hablar de la pirámide del sol.
Me acuerdo que tengo un blog que se llama  “Ksenija y las locuras de su vida”.
Me acuerdo que en Trieste, hay un africano que te quiere vender pulseras contra las pesadillas.
Me acuerdo que en Málaga durante mi intercambio fui a una fiesta donde un argentino borracho molestaba a la gente y un inglés canto “No woman, no cry” de Bob Marley.
Me acuerdo que los turistas ingleses se vuelven barbaros cuando están borrachos.
Me acuerdo que en 2010 fui a Ibiza.
Me acuerdo que fui a Paris a ver a Margo en el mismo año.
Me acuerdo que una asiática se descalzo en el Museo de Orsaay y una guía la regano.
Me acuerdo que Paris es una ciudad maravillosa.
Me acuerdo que mi abuela una rego una paleta derretida en mi cabeza.
Me acuerdo que actué pocas veces en mi vida, fui agua, un pastor y la personificación de la envidia.
Me acuerdo que cante en un coro, aunque no tengo talento, solo porque me gustaba un chico.
Me acuerdo que el chico es gay.
Me acuerdo que una vez salte las rejas de un parque para hacer pipí ahí.
Me acuerdo de Juanjo, un enfermero con el que Salí en mi estancia en Madrid.
Me acuerdo que trabaje en la biblioteca  hispánica en Madrid.
Me acuerdo que me gustaba el parque del Retiro y  la Gran vía.
Me acuerdo de un roomie totalmente loco que me mordió
Me acuerdo de una roomie gringa que conservaba sus platos en su cuarto.
Me acuerdo de los cuadros de bailarinas en mi depa en Madrid.
Me acuerdo de que a los 17 me pinte el pelo de rojo.
Me acuerdo de que cuando mis alumnos me dicen miss, me acuerdo de mi maestra de inglés de primaria Miss Pam y de mi maestra de arte la maestra Patriarca.
Me acuerdo de una monja en mi primaria que golpeaba la mesa con una cuchara para que  nos calláramos durante la comida.
Me acuerdo que comíamos mucho puré y que siempre se servía en platos de plástico.
Me acuerdo de la hermana Ida y de su bigote.
Me acuerdo que hay mujeres machistas.
Me acuerdo que me irrita la gente tonta.
Me acuerdo que en Cuernavaca una indigente me dijo que perdí mi bufanda y yo le di dinero.
Me acuerdo que en Cuernavaca para ir a Xochicalco, llegue al museo que estaba cerrado  y además en un cerro abandonado.
Me acuerdo que el guía paro un taxi y que temí por mi vida cuando el taxista se parró en un cerro abandonado para orinar.
Me acuerdo que hablo mucho con los taxistas.
Me acuerdo que un taxista me cobro muy barato y quiso un abrazo.
Me acuerdo de mi portero del D.f. que se llama Emidgio.
Me acuerdo de su compañero llamado don Ángel, que apodamos Speedy.
Me acuerdo que nos espiaba pasando en bici frente a la ventana.
Me acuerdo de un bicitaxista que me pidió mi Facebook.
Me acuerdo que cuando fui por primera vez a Tlatelolco descubrí las aguas de sabores.
Me acuerdo que cuando vine a México la primera vez usaba el español de España.
Me acuerdo que cuando fui a conocer a Margo, estaba con mi amiga Julia y que Margo nos dejo pasar a su casa y nos ofreció cerezas con chocolate.
Me acuerdo que vivir en México es como vivir en un cuento.
Me acuerdo que Julia tiene una linda bebe llamada Matilde.
Me acuerdo que mis amigos actores son muy auténticos.
Me acuerdo que Margo me dijo que si quiere saber sobre sí misma, me preguntara a mí.
Me acuerdo que tengo buenos amigos.
Me acuerdo que admiro a la gente que no tiene nada y te lo da todo.
Me acuerdo que mi amigo Fer es de Oaxaca.
Me acuerdo que conocí a Fer en un antro y que siempre hablamos en italiano.
Me acuerdo de mi roomie alemán Karl y su obsesión para la limpieza.
Me acuerdo de mi amiga Marta, es ucraniana.
Me acuerdo que una chica de argentina desconocida me cuido en el aeropuerto cuando me sentí mal.
Me acuerdo de una señora a la que le pasaron unos inconvenientes  que repetía “México es mágico.
 Me acuerdo de que conozco a gente muy interesante.
Me acuerdo que soy feliz.
Me acuerdo que me hicieron una fiesta a sopresa para mi treinta cumpleaños.
Me acuerdo que me regalaron mascaras faciales de sobre para mi cumple.
Me acuerdo  que mi ex me regalo rosas y me llevo a Verona pata mi cumple 29.
Me acuerdo que mi vida es divertida.
Me acuerdo de un juego llamado “pelota-cueva” porque consistía en casi matarse para agarrar la pelota en el agua.
Me acuerdo de un loco llamado Gianni, que me estalkeaba en la playa junto con mi amiga y que después de no ir unos días se volvió a presentar diciendo su nombre y nos preguntó si veníamos mucho como si no nos conociera.
Me acuerdo de un chico muy pequeño que la gente llamaba jigen.
Me acuerdo de que hay un hombre que habla con su copa de vino en Trieste.
Me acuerdo de un africano que secuestro mi mochila porque no quise comprar su periódico.
Me acuerdo que una vez una viejita me dijo que el amor es una hormona.
Me acuerdo  que una amiga  tenía un conejo blanco que unos hippies definieron “místico y espacial”
Me acuerdo de otra amiga que tenía una perra llamada Susie  y que ahora vive en Londres y tiene un  novio de la India.
Me acuerdo de un Pub donde iba y de su mesero sin dientes.
Me acuerdo que en Tlaxcala me atendió un mesero con temblores con ojo de vidrio.
Me acuerdo de un payaso llamado Dante Fuentes Muller que hizo prometer que habría escrito sobre él.
Me acuerdo de un viejo capitán que busca  a su nieta secuestrada en México
Me acuerdo de Leonardo, el poeta profeta pelón del zócalo.
Me acuerdo que una vez yo y unos amigos entramos en una villa abandona.
Me acuerdo que una amiga decidió de repente volverse fresa.
Me acuerdo que gente pensaba que mi padre es un rabino.
Me acuerdo que no pude viajar a Polonia por unos documentos  y un empleado idiota
Me acuerdo que cuando envíe mi documentación para el erasmus, los correos lo perdieron.
Me acuerdo que al querer sacar mi visa para México se fue mi internet.
Me acuerdo que llegue lejos a pesar de los maestros que no creyeron en mí.
Me acuerdo que me gustan los negros y rasgados.








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lunes, 11 de agosto de 2014

Henna y cafe

Hoy mientras estaba sentada en un banco, fumando y tomando un café se me acerco un muchacho, que se ofreció hacerme un tatuaje de henna y mientras lo hacía me hablo de su vida.  Su cara llena de pecas, sus pantalones rotos de repente desaparecían  mientras me contaba con el fuego en su mirada que era un artista y que había vivido en Suiza y que había visitado medio mundo.  Me hablaba con su mirada fija en mi mirada, “tu sientes la energía, buena o mala de la gente” me dijo. Me hablo de su novia suiza, de que es actor, “self made man” y que el ayuntamiento le había quitado su puesto de tatuajes y que estaba recogiendo dinero para el desayuno y para pagar una multa.  Yo lo escuchaba hablar mientras me hacia el tatuaje, que todos iban a envidiar según él, y cuando lo terminó, me quede pensando en que finalmente todos somos seres humanos con las mismas esperanzas y los mismos sueños, es decir vivir una vida dignitosa.

martes, 29 de julio de 2014

Despertarse con temblores y desayunar con filosofia

Algunos días empiezan igual que otros, te despiertas, te levantas, te duchas, etc. El día de hoy no es un día como los otros, porque todo a partir de mi forma de despertar ha sido poco ordinario. Mientras dormía tranquila, un simpático temblor decide mover la pared encima de mi cabeza, entonces despierto, me levanto y voy a la ventana donde veo gente en piyama  en plena calle, y como esto no quita mi duda sobre el temblor decido prender mi celular y conectarme al Facebook para averiguar si alguien ha publicado algún estado sobre el acontecimiento.  Comprobando que sí, que efectivamente hubo temblor, apago mi celular y me pongo a dormir, o al menos lo intento, hasta que la simpática roomie de abajo decide llegar a las 6 de la mañana azotando la puerta y  se pone a jugar con el botón del boiler, gritando con su amiga.  Una vez prendido el bolier y habiéndose ido dicha persona, intento dormir y lo logro hasta que no llega la señora de la limpieza, que evidentemente confundió mi casa con un escenario de x factor o la voz  y se pone a cantar norteñas tristonas con un tono de voz parecido a alguien que se está quejando por tener dolores de estómago.   Entonces me rindo y decido levantarme y meterme a bañar.  Una vez arreglada, salgo a desayunar y me voy a un lugar tranquilo donde puedo leer. O al menos esto es lo que pienso. Llego y me siento en la terraza del café, donde intento leer, pero para colmo hay un señor que decide interrogar a su esposa sobre cada detalle presente en la cafetería y en el mundo y después decide darle un sermón sobre lo malo que es tener vicios. Después de haberse callado, ya podré leer, pienso, y no, porque una vez que se calla él, otra señora decide quejarse con unos empleados de una tienda sobre uno malos servicios. Una vez terminado el todo, la gente se va y me quedo sola leyendo hasta que no vengo interrumpida por un viejito que se acerca, me invita a un cigarro y se pone a hablar de filosofía conmigo. Una vez terminado con el me voy al mercado y compro mis cosas y como de costumbre me pongo a hablar con una señora que me vende la crema de cacahuate, la conversación dura al menos veinte minutos y pasamos de los hombres ínfleles hasta el dinero, de malos esposos a robos en las casas, y como me ve cargando mil bolsas la señora decide amablemente ayudarme a llevarlas hasta mi casa y cuando le ofrezco un dinero por haberme ayudado se va corriendo al mercado sin aceptarlo, haciendo de un día que empezó mal un día muy bueno.

viernes, 25 de julio de 2014

Monedas, desnudos y cafe

En este momento leyendo al libro “Yo también me acuerdo” de Margo Glantz, yo también me acorde de algo. Mi mente se fue a un día en el que yo estaba por entrar en el Museo d’ Orsay en Paris, donde me encontraba por entrevistar justo a Margo Glantz, de visita en la ciudad.  Este día, justo después de haber encontrado a Margo en un café, donde había demasiado ruido que nos hizo mover a su hotel, terminada la entrevista me  fui a visitar el museo d’ Orsay. Recuerdo que en ocasión de la entrevista me había puesto  unos zapatos elegantes y que de tanto caminar me dolían los pies. Una vez que llegué al museo, me puse a tomar muchas fotos como una cualquier turista y recuerdo que mientras lo hacía, se me acercó un hombre, creo que fuera rubio y de piel clara y me dijo que había encontrado una moneda  muy rara y que me la podía vender por un precio que yo decidiera.  Después de tanta insistencia, logre entrar al museo. El museo era magnifico y ahí pude admirar cuadros maravillosos. Recuerdo el famoso cuadro de Manet en el que una mujer desnuda desayuna con dos caballeros vestidos. Y recuerdo que después de recorrer el museo me senté al lado de dos japonesas o coreanas que tuvieron el atrevimiento de quitarse las sandalias para estirar sus pies cansados ganándose así un reproche por parte de una empleada del museo.   Después de salir del museo  recuerdo haber caminado y recuerdo que no me podía ni sentar en un parque porque se acercaba siempre algún hombre que me quería hablar.  Y recuerdo que por esto me refugiaba en las cafeterías, contribuyendo notablemente a levantar la economía francesa este año.

jueves, 24 de julio de 2014

Policias y camiones

Hoy tuve que ir a una librería situada en el complejo cultural universitario de Puebla y para hacerlo tome el camión, desde que el chofer se paró en el medio de la carretera para subirme, sentí que era un día peculiar. Llegue a mi destino, es decir el complejo, bajé y me dirigí a la librería para preguntar sobre un curso, mi andar fue acompañado por música jazz y un montón de gente elegante que iba a un evento. Llegando a mi destino y entrando pregunté por el curso y obviamente nadie supo decirme nada .Me  fui encabronada porque perdí mi tiempo y entonces decidí tomar un café en Starbucks. Una vez ahí, después de haberme decidido por un capuchino sabor caramelo  con leche normal y caliente y haberle repetido a la empleada mi nombre como tres veces, me asegure donde se podía fumar y con mi café en la mano,  me senté en dicha área. Mientras tomaba mi café, saboreándolo y fumando mi cigarro muy a gusto, sentí una mirada y vi que un hombre a mi lado me estaba observando. Y esto siguió por toda mi permanencia en el café,  hasta que dicho hombre decidió irse. Entonces revisando mi face decidí contárselo a mi amiga L. y me quejé sobre el hecho de que  los hombres en Puebla no tienen mucha iniciativa para hablarte.  Entonces terminado mi cigarro y mi café, me fui a tomar un camión para  regresar a mi casa.  Una vez en el camión me dirigí hasta el fondo y me quede parada como no había lugar. Ahí me llamo la atención un grupo de policías y una mujer, pero no les preste mucha atención. Lo que yo no sabía es que ellos sí. Porque una vez que uno de ellos bajo, otro me ofreció el asiento a su lado, diciéndome: “Pensé que Usted se iba a bajar si no le habría cedido mi lugar”. Esta frase de repente me hizo sentir como una octogenaria. Pero me senté y el camión siguió.  Después de un ratito el poli empezó a preguntarme sobre la ruta que hacia el camión, queriendo saber mi procedencia y donde bajaba yo. Le conteste y le dije la ruta. Al bajar, bajo conmigo y empezó a pedirme mi número de teléfono, preguntándome a que me dedicaba, si era yo profesora o estudiante y que estudiaba. Para ser amable lo escuché un ratito. Y vi a su Facebook, hasta que le pregunte si le gustaba leer. Como me respondió que sí, sacó un libro sobre dragones y me lo enseno insistiendo en mi número, prometiéndome que me llevaría a Atlixco, porque “las flores tienes que estar entre otras flores” y que también me iba a llevar a las luchas y en algún antro y cosas así. Hasta que finalmente no entendió la indirecta y me dejo irme a mi casa a convertir esta anécdota en una entrada para mi blog.


lunes, 21 de julio de 2014

Reencuentros

La semana pasada sin esperármelo en absoluto vi a mi ex, no sería nada extraño si no fuera por el hecho de que vivía en Francia y una de las razones por la que cortamos fue que no quiso ir a México.   Porque es justo aquí que lo vi y que tomamos un café como dos viejos amigos. Me esperaba tenerle rencor, pero nada por el estilo, simplemente lo miro y me digo que ha sido una relación  bella y difícil al mismo tiempo. Me ha dado mucho y se ha llevado algo de mí. Vernos ha sido  raro pero cuando me lo propuso, decidí que soy lo suficientemente madura para poder tomar un café con mi ex sin que haya tensiones de ningún tipo. Claro, la nostalgia de lo que fue siempre va a existir porque uno idealiza a los recuerdos pero si me propusiera regresar, mi respuesta sería un “no” rotundo.  Yo he cambiado demasiado, soy otra persona y el también. Lo bueno de este encuentro ha sido que superé esta relación no sin sufrir pero sé que me ha hecho descubrir que es lo que quiero de una relación pero sobre todo lo que no quiero.  Bye bye obligaciones familiares, y parientes provincianos.

martes, 15 de julio de 2014

Dante

Una tarde de Mayo mientras estaba jugando al balero acompañada por un amigo, un hombre vestido de payaso se acercó y se metió una navaja por la nariz y diciéndome su nombre me hizo prometer que lo habría mencionado en una de mis historias.  Muy bien, es fragmento es todo para ti  Dante Muller Fuentes. 

Sombreros y monos de peluche

Ahí va el viejo capitán  con la mirada triste, viendo al vacío y hablando solo. Una vez me contó que es de California.  Igualito al capitán de la película “Titanic”, me quise tomar una foto con él. Por ahí dicen que  ha venido a México a buscar una nieta al parecer secuestrada y que se ha vuelto loco. Lo podemos ver sentado en el “Italian Coffee” con una carrito de bebe, lleno de peluches y con un sombrero charro en la cabeza, viendo con tristeza y nostalgia las niñas que pasan por el zócalo.  

sábado, 12 de julio de 2014

Camarones a las 17 y pastel a las 3 am,

Es un viernes en la tarde de un día cualquiera de verano y  como he quedado de ver a una amiga y sus amigos para tomar algo me alisto y salgo. Al llegar, lo que no me esperaba es que el amigo de mi amiga a su decir de 34 años, fuera un viejón  de 50 y tantos y que el lugar donde vamos a ir, fuera una cantina-botanero  de lo más corriente.  Bueno, por ser educada entro y me tomo una cerveza con ellos, acompañada por unas ricas botanas y muy abundantes.  La conversación es dificultosa por el hecho de que ignoro los temas  que puedo tratar con dos viejos y machistas, que me causan urticaria inmediata. De alguna forma, puedo convencer a mi amiga a librarnos de estos sujetos y nos vamos a mi casa.   En  mi casa todo tranquilo, comemos, charlamos y así.  Llega la hora de irnos a la fiesta y nos reunimos con unos amigos con los que habíamos quedado antes, los encontramos algo fumados y de alguna manera, después de superar albañiles cachondos y mariachis llegamos a la fiesta. En la fiesta todos están pedos y el ambiente se pone bueno, se baila, se toma, se baila de nuevo, se toma, se asiste a dramas de borrachos. Y a  cierto punto decido poner música y viendo a oscuras los que están en el sofá, un tipo me saca a bailar, acepto convencida que es gay y que nada pasara. Pero su manera de bailar sensual  me vuelve sospechosa. Bailamos y hablamos y después le pregunto directamente si es gay, y él me dice que no. Finalmente me invita a irme con él.  Después de despedirme de todos, me voy con él, y resulta que me lleva a su restaurante donde me invita a dos pastelitos y me consiente con una malteada de chocolate. Después de que me la termino pasa lo que tiene que pasar y pasa de una forma tan dulce, que me parece que huele a canela. Y con el olor a canela en mis narices me deja en mi casa, diciéndome que nos veremos pronto.


viernes, 11 de julio de 2014

Huasteca potosina: cronica de una borrachera anunciada

Un día cualquiera de un mes cualquiera, una estudiante agotada a finales de semestre decide darse sus merecidas vacaciones con el propósito de descansar y relajarse y entonces viendo un viaje en la huasteca potosina decide participar en dicho viaje.  Pasan los días y llega el día del viaje. Para hacer las cosas simples y prácticas la gente se cita en Cholula, a media hora de donde vive la estudiante y la mayoría de los participantes al viaje. La estudiante después de prepararse al viaje, cosa que no solo implica hacer su maleta sino también resolver imprevistos como su cargador de celular que decide descomponerse justo un par de horas antes del viaje o el baño que decide tener una fuga, antes del viaje, por fin puede alistarse y salir hasta el lugar de reunión. Llegando al lugar de reunión a la hora establecida y encontrando uno de los coordinadores del viaje, se pone a esperar al lado de dos francesas sociable cuanto una pared. Por fin llega al camión y llegan todos y se puede salir. La estudiante se siente bien y está contenta porque cree que llegara de Puebla a la huasteca. Que ingenuidad. La chica pronto descubre que en su ciudad no se ha juntado, la suficiente gente y por esto hay que ir llenando el camión paso por paso, es decir en Puebla y en Querétaro.  Así, después de esta noticia, la estudiante decide rendirse y disfrutar del viaje, lo que la pobre no sabe es que en Querétaro la esperan unos  trogloditas tontos y su jefe. Se junta la gente, se va a comer algo y el viaje empieza,  todo tranquilo, se duerme, se lee, se charla, hasta el momento en el que un francés empieza a tener  ataque de ganas de fumar, intentando convencer el chofer a pararse por su cigarro sin mucho éxito, cosa que lo lleva a prender dicho cigarro en el autobús.  Después de calmarse y encontrar placer en litros de alcohol el sujeto decide contarle su vida al chofer, mientras la gente quiere dormir. Obviamente la vida de dicha sujeto implica accidentes automovilísticos y muertes juveniles. Obvio, ¿no? Por fin se logra dormir un par de horas hasta que el chofer se atreve a pararse para ir al baño y tomar un café, cosa que suscita las iras de los  coordinadores. ¿Cómo se atreve uno a tener necesidades fisiológicas después de manejar solo 10 horas? Inaceptable.  Mientras todo esto pasa, la estudiante decide aprovechar para ir al baño y fumar un cigarro retando así la masculinidad de los coordinadores que se ven obligados a ejercer su autoridad diciéndole “a subir, arre”, cosas que provoca una alergia física a dichos sujetos de forma inmediata.  Por fin se llega al primer lugar previsto  por el programa es decir las cascadas de “Puente de Dios”. El viaje puede empezar, después de cambiarse. Todos se cambian, se hacen las excursiones y se toman algunas fotos.  Después se va desayunar. Hasta aquí todo tranquilo.  Finalmente se va a ver el castillo surrealista de Edward James, todo en orden de nuevo, se come, se ríe, se nada.  Acaba el día, y puede empezar la fiesta, y así sucede.  La fiesta empieza y se hacen amistades, se conoce gente linda y se socializa, hasta que dos compañeros de cuarto, deciden tomar aguas locas que a su parecer no saben a nada, después de algunas aguas locas, los dichos amigos deciden, caerse en el pasto cerca de una alberca a los dos a la vez, dificultando logísticamente a la pobre estudiante, que los intenta llevar a su cuarto juntos y logra ayudada por un tercer amigo que la ayuda a acostarlos juntos, bromeando sobre las consecuencias. Después los dos, el amigo y la estudiante deciden regresar a la fiesta y hacen amistades con los participantes.   Entre un baile y otro, el amigo de la estudiante, decide ir al baño La estudiante entonces decide socializar y se fija en el chofer del otro camión que le parece bonito. Entonces se va a charlar con los choferes, e  intenta bailar con el más joven, provocando al viejito.  Después la estudiante se va a bailar, bailando con todos y haciendo amistades.  Después de que la fiesta casi se termina, la estudiante se va a fumar un puro tailandés con las nuevas amistades hechas, que casualmente tienen el cuarto al lado de los choferes, y obviamente viene interrumpida por el chofer de su camión que le dice que el otro chofer le quiere  hablar. La chica le dice que no puede y entonces el otro chofer decide salirse del cuarto en calzones y pasearse ahí unos minutos y todo esto, mientras una pareja tenía sexo extremo. Mientras tanto la chica y su nuevo amigo fumaban el puro. De repente el nuevo amigo propone a la estudiante profundizar la amistad yendo a su cuarto, cosa que la chica no acepta y se va a dormir a su cuarto. Pasa la noche y un nuevo día empieza, los participantes se van a desayunar, esperando un desayuno buffet. Pero con su sorpresa el desayuno consiste en huevos al gusto o tacos surtidos.   Termina el desayuno y se decide irse de excursión. Se llega al lugar, donde nos entregan unos salvavidas y unos cascos, llegamos a un rio y unas cascadas después de mil peripecias y después de ser ayudada por cualquier ser  que tiene brazos u alguna protuberancia la estudiante logra bajar al rio.   Pero viendo las alturas de las rocas de donde se tiene que tirar la estudiante decide quedarse a ver el paisaje. Después de esto, el grupo y la estudiante ayudada por dos guías suben y se meten a un canal donde se dejan llevar por  las corrientes de un rio, y después de llegar al final del rio, los guías, tienen que sacar los participantes  con una cuerda. Después de salir del rio, el guía que saca la estudiante  la advierte que se baje por las escaleras y la deja a su destino, mientras tanto la estudiante decide esperarse y llegan los demás. Así irán a  comer.  O al menos esto piensa la  pobre estudiante y el resto del grupo hambriento. Pero no va a ser así, porque los guías de la huasteca deciden que es mejor ir a ver unas cascadas. Obviamente como todas las distancias en la huasteca, las cascadas están mega retiradas de la civilización y así el grupo mojado  se tiene que aguantar su hambre y necesidades fisiológicas por 3 horas, literalmente. Se llega a las cascadas, espectáculo impresionante, pero nos quedamos unos 20 minutos después de haber viajado tres horas.   Después de esto, los guías quieren que veamos otras cascadas, casi provocando ser linchados por los participantes del viaje que no comían desde hace unas 10 horas. Dadas las circunstancias los guías deciden que es mejor llevar al grupo a comer y así esperar otra parte del grupo que se había previamente ido de rafting. Nos paramos en un pueblo pintoresco llamado “El naranjo” y ahí perdimos como horas mientras la gente comía.  Después de terminar el todo, la estudiante decide irse al autobús y piensa que se van a ir. Y resulta que hay gente perdida por ahí.  Por fin después de mil curvas, controles de la policía llegamos al hotel.  Y que la fiesta siga.  En la fiesta que tarda en empezar, se hace lo mismo, se habla, se ríe, se baila, se toma, y se socializa, y hablando de socializar, la estudiante socializa con un chico lindo y se meten a nadar a la alberca completamente vestidos. Después de todo esto, la estudiante decide irse a dormir, dejando al chico irse a dormir también.  Después de dos largas horas de sueño, todos se levantan y  se van a desayunar, listos para irse. Obviamente gracias a la borrachera todos llegan tarde y se sale con una hora y media de retraso.  Todos llegan se puede salir, se sale,  todo bien, pero hay que hacer la parada al Oxxo, como de costumbre. La “breve” parada dura hora y media. Por fin, se sale de viaje.  El camino sigue entre borrachos que protestan para su muuuusicaaa, gente que quiere ver películas, el chofer, que sube el aire acondicionado y lo baja a su antojo, borrachos y más borrachos. Se llega a la laguna de “La media Luna.” Ahí la estudiante y sus amigos deciden descansar sus oídos y alejarse del grupo. Nadan, comen pie, nadan y se relajan. Se come, nos vamos. Sigue la fiesta, todos se divierten y vuelven loco al chofer, que casi le da un ataque, vistas las condiciones siempre peores de los “responsables” del grupo.  Se despiden los guías de la huasteca. El viaje sigue, hasta llegar a un Oxxo, de nuevo. Se come, se fuma, se habla, todo tranquilo hasta que uno de los responsables decide orinar frente a la policía.  El único responsable, que lo es de verdad casi se desmalla ahí. Finalmente, pagando mil pesos, es decir el dinero del fondo de emergencia lo liberan y el viaje sigue tranquilo hasta Querétaro. Se llega y se descarga la gente. Se puede seguir, cada vez más agotados. Se llega al estado de México.  Se baja la gente. Y sigue el camino,  con pedradas incluidas y callejones cerrados. Por fin logramos salir del Df, cuando un amigo de la estudiante improvisa un show de marionetas con sus calcetines.  Y después de todo esto, llegamos a la queridísima Puebla con cinco horas de retraso. Y al llegar, como zombies,  uno de los responsables despierta y nos pregunta “ ¿Dónde estamos?” y así se acaba este loco fin de semana.