viernes, 25 de julio de 2014

Monedas, desnudos y cafe

En este momento leyendo al libro “Yo también me acuerdo” de Margo Glantz, yo también me acorde de algo. Mi mente se fue a un día en el que yo estaba por entrar en el Museo d’ Orsay en Paris, donde me encontraba por entrevistar justo a Margo Glantz, de visita en la ciudad.  Este día, justo después de haber encontrado a Margo en un café, donde había demasiado ruido que nos hizo mover a su hotel, terminada la entrevista me  fui a visitar el museo d’ Orsay. Recuerdo que en ocasión de la entrevista me había puesto  unos zapatos elegantes y que de tanto caminar me dolían los pies. Una vez que llegué al museo, me puse a tomar muchas fotos como una cualquier turista y recuerdo que mientras lo hacía, se me acercó un hombre, creo que fuera rubio y de piel clara y me dijo que había encontrado una moneda  muy rara y que me la podía vender por un precio que yo decidiera.  Después de tanta insistencia, logre entrar al museo. El museo era magnifico y ahí pude admirar cuadros maravillosos. Recuerdo el famoso cuadro de Manet en el que una mujer desnuda desayuna con dos caballeros vestidos. Y recuerdo que después de recorrer el museo me senté al lado de dos japonesas o coreanas que tuvieron el atrevimiento de quitarse las sandalias para estirar sus pies cansados ganándose así un reproche por parte de una empleada del museo.   Después de salir del museo  recuerdo haber caminado y recuerdo que no me podía ni sentar en un parque porque se acercaba siempre algún hombre que me quería hablar.  Y recuerdo que por esto me refugiaba en las cafeterías, contribuyendo notablemente a levantar la economía francesa este año.

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