lunes, 11 de agosto de 2014

Henna y cafe

Hoy mientras estaba sentada en un banco, fumando y tomando un café se me acerco un muchacho, que se ofreció hacerme un tatuaje de henna y mientras lo hacía me hablo de su vida.  Su cara llena de pecas, sus pantalones rotos de repente desaparecían  mientras me contaba con el fuego en su mirada que era un artista y que había vivido en Suiza y que había visitado medio mundo.  Me hablaba con su mirada fija en mi mirada, “tu sientes la energía, buena o mala de la gente” me dijo. Me hablo de su novia suiza, de que es actor, “self made man” y que el ayuntamiento le había quitado su puesto de tatuajes y que estaba recogiendo dinero para el desayuno y para pagar una multa.  Yo lo escuchaba hablar mientras me hacia el tatuaje, que todos iban a envidiar según él, y cuando lo terminó, me quede pensando en que finalmente todos somos seres humanos con las mismas esperanzas y los mismos sueños, es decir vivir una vida dignitosa.