sábado, 12 de julio de 2014

Camarones a las 17 y pastel a las 3 am,

Es un viernes en la tarde de un día cualquiera de verano y  como he quedado de ver a una amiga y sus amigos para tomar algo me alisto y salgo. Al llegar, lo que no me esperaba es que el amigo de mi amiga a su decir de 34 años, fuera un viejón  de 50 y tantos y que el lugar donde vamos a ir, fuera una cantina-botanero  de lo más corriente.  Bueno, por ser educada entro y me tomo una cerveza con ellos, acompañada por unas ricas botanas y muy abundantes.  La conversación es dificultosa por el hecho de que ignoro los temas  que puedo tratar con dos viejos y machistas, que me causan urticaria inmediata. De alguna forma, puedo convencer a mi amiga a librarnos de estos sujetos y nos vamos a mi casa.   En  mi casa todo tranquilo, comemos, charlamos y así.  Llega la hora de irnos a la fiesta y nos reunimos con unos amigos con los que habíamos quedado antes, los encontramos algo fumados y de alguna manera, después de superar albañiles cachondos y mariachis llegamos a la fiesta. En la fiesta todos están pedos y el ambiente se pone bueno, se baila, se toma, se baila de nuevo, se toma, se asiste a dramas de borrachos. Y a  cierto punto decido poner música y viendo a oscuras los que están en el sofá, un tipo me saca a bailar, acepto convencida que es gay y que nada pasara. Pero su manera de bailar sensual  me vuelve sospechosa. Bailamos y hablamos y después le pregunto directamente si es gay, y él me dice que no. Finalmente me invita a irme con él.  Después de despedirme de todos, me voy con él, y resulta que me lleva a su restaurante donde me invita a dos pastelitos y me consiente con una malteada de chocolate. Después de que me la termino pasa lo que tiene que pasar y pasa de una forma tan dulce, que me parece que huele a canela. Y con el olor a canela en mis narices me deja en mi casa, diciéndome que nos veremos pronto.


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