La
semana pasada sin esperármelo en absoluto vi a mi ex, no sería nada extraño si
no fuera por el hecho de que vivía en Francia y una de las razones por la que
cortamos fue que no quiso ir a México. Porque es justo aquí que lo vi y que tomamos
un café como dos viejos amigos. Me esperaba tenerle rencor, pero nada por el
estilo, simplemente lo miro y me digo que ha sido una relación bella y difícil al mismo tiempo. Me ha dado
mucho y se ha llevado algo de mí. Vernos ha sido raro pero cuando me lo propuso, decidí que
soy lo suficientemente madura para poder tomar un café con mi ex sin que haya
tensiones de ningún tipo. Claro, la nostalgia de lo que fue siempre va a
existir porque uno idealiza a los recuerdos pero si me propusiera regresar, mi
respuesta sería un “no” rotundo. Yo he
cambiado demasiado, soy otra persona y el también. Lo bueno de este encuentro
ha sido que superé esta relación no sin sufrir pero sé que me ha hecho
descubrir que es lo que quiero de una relación pero sobre todo lo que no
quiero. Bye bye obligaciones familiares,
y parientes provincianos.
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