sábado, 11 de diciembre de 2010

la piramide del sol y de la luna

Sus ojos eran negros como el barro de oaxaca, su mirada tenia algo familiar pero al mismo tiempo guardaba las distancias, sus manos viejas me ensenaban los vasos para la tequila, sus collares y sus pendientes. Todo brillaba bajo el sol de una tarde cualquiera en un estado cualquiera de un pais muy bonito. De repente vi una piramide enorme, majestuosa que se estallaba delante de mi. "quiero alcanzar este lugar", dije y le pregunté a la vieja indigena de pelos blancos por el camino. El solo me mostro el lugar y se persigno, diciendo" es la piramide de la luna". En este pequeno gesto la mujer me demostro que este lugar ya no era solo una aldea para tutistas, sino que seguia siendo un lugar sagrado y respetado por sus habitantes, a pesar de los rave parties que a veces hacen ahi, a escondidas.

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