Algunos días empiezan igual
que otros, te despiertas, te levantas, te duchas, etc. El día de hoy no es un día
como los otros, porque todo a partir de mi forma de despertar ha sido poco
ordinario. Mientras dormía tranquila, un simpático temblor decide mover la
pared encima de mi cabeza, entonces despierto, me levanto y voy a la ventana
donde veo gente en piyama en plena
calle, y como esto no quita mi duda sobre el temblor decido prender mi celular
y conectarme al Facebook para averiguar si alguien ha publicado algún estado
sobre el acontecimiento. Comprobando que
sí, que efectivamente hubo temblor, apago mi celular y me pongo a dormir, o al menos
lo intento, hasta que la simpática roomie de abajo decide llegar a las 6 de la mañana
azotando la puerta y se pone a jugar con
el botón del boiler, gritando con su amiga.
Una vez prendido el bolier y habiéndose ido dicha persona, intento
dormir y lo logro hasta que no llega la señora de la limpieza, que
evidentemente confundió mi casa con un escenario de x factor o la voz y se pone a cantar norteñas tristonas con un
tono de voz parecido a alguien que se está quejando por tener dolores de estómago.
Entonces me rindo y decido levantarme y meterme
a bañar. Una vez arreglada, salgo a
desayunar y me voy a un lugar tranquilo donde puedo leer. O al menos esto es lo
que pienso. Llego y me siento en la terraza del café, donde intento leer, pero
para colmo hay un señor que decide interrogar a su esposa sobre cada detalle
presente en la cafetería y en el mundo y después decide darle un sermón sobre
lo malo que es tener vicios. Después de haberse callado, ya podré leer, pienso,
y no, porque una vez que se calla él, otra señora decide quejarse con unos
empleados de una tienda sobre uno malos servicios. Una vez terminado el todo,
la gente se va y me quedo sola leyendo hasta que no vengo interrumpida por un
viejito que se acerca, me invita a un cigarro y se pone a hablar de filosofía conmigo.
Una vez terminado con el me voy al mercado y compro mis cosas y como de
costumbre me pongo a hablar con una señora que me vende la crema de cacahuate,
la conversación dura al menos veinte minutos y pasamos de los hombres ínfleles
hasta el dinero, de malos esposos a robos en las casas, y como me ve cargando
mil bolsas la señora decide amablemente ayudarme a llevarlas hasta mi casa y
cuando le ofrezco un dinero por haberme ayudado se va corriendo al mercado sin
aceptarlo, haciendo de un día que empezó mal un día muy bueno.
martes, 29 de julio de 2014
viernes, 25 de julio de 2014
Monedas, desnudos y cafe
En este momento leyendo
al libro “Yo también me acuerdo” de Margo Glantz, yo también me acorde de algo.
Mi mente se fue a un día en el que yo estaba por entrar en el Museo d’ Orsay en
Paris, donde me encontraba por entrevistar justo a Margo Glantz, de visita en
la ciudad. Este día, justo después de
haber encontrado a Margo en un café, donde había demasiado ruido que nos hizo
mover a su hotel, terminada la entrevista me
fui a visitar el museo d’ Orsay. Recuerdo que en ocasión de la
entrevista me había puesto unos zapatos
elegantes y que de tanto caminar me dolían los pies. Una vez que llegué
al museo, me puse a tomar muchas fotos como una cualquier turista y recuerdo
que mientras lo hacía, se me acercó
un hombre, creo que fuera rubio y de piel clara y me dijo que había encontrado
una moneda muy rara y que me la podía vender
por un precio que yo decidiera. Después
de tanta insistencia, logre entrar al museo. El museo era magnifico y ahí pude
admirar cuadros maravillosos. Recuerdo el famoso cuadro de Manet en el que una
mujer desnuda desayuna con dos caballeros vestidos. Y recuerdo que después de
recorrer el museo me senté al lado de dos japonesas o coreanas que tuvieron el
atrevimiento de quitarse las sandalias para estirar sus pies cansados ganándose
así un reproche por parte de una empleada del museo. Después
de salir del museo recuerdo haber
caminado y recuerdo que no me podía ni sentar en un parque porque se acercaba
siempre algún hombre que me quería hablar.
Y recuerdo que por esto me refugiaba en las cafeterías, contribuyendo
notablemente a levantar la economía francesa este año.
jueves, 24 de julio de 2014
Policias y camiones
Hoy tuve que ir a una librería
situada en el complejo cultural universitario de Puebla y para hacerlo tome el camión,
desde que el chofer se paró en el medio de la carretera para subirme, sentí que
era un día peculiar. Llegue a mi destino, es decir el complejo, bajé y me dirigí
a la librería para preguntar sobre un curso, mi andar fue acompañado por música
jazz y un montón de gente elegante que iba a un evento. Llegando a mi destino y
entrando pregunté por el curso y obviamente nadie supo decirme nada .Me fui encabronada porque perdí mi tiempo y
entonces decidí tomar un café en Starbucks. Una vez ahí, después de haberme
decidido por un capuchino sabor caramelo
con leche normal y caliente y haberle repetido a la empleada mi nombre
como tres veces, me asegure donde se podía fumar y con mi café en la mano, me senté en dicha área. Mientras tomaba mi café,
saboreándolo y fumando mi cigarro muy a gusto, sentí una mirada y vi que un
hombre a mi lado me estaba observando. Y esto siguió por toda mi permanencia en
el café, hasta que dicho hombre decidió
irse. Entonces revisando mi face decidí contárselo a mi amiga L. y me quejé
sobre el hecho de que los hombres en
Puebla no tienen mucha iniciativa para hablarte. Entonces terminado mi cigarro y mi café, me
fui a tomar un camión para regresar a mi
casa. Una vez en el camión me dirigí
hasta el fondo y me quede parada como no había lugar. Ahí me llamo la atención un
grupo de policías y una mujer, pero no les preste mucha atención. Lo que yo no sabía
es que ellos sí. Porque una vez que uno de ellos bajo, otro me ofreció el
asiento a su lado, diciéndome: “Pensé que Usted se iba a bajar si no le habría cedido
mi lugar”. Esta frase de repente me hizo sentir como una octogenaria. Pero me senté
y el camión siguió. Después de un ratito
el poli empezó a preguntarme sobre la ruta que hacia el camión, queriendo saber
mi procedencia y donde bajaba yo. Le conteste y le dije la ruta. Al bajar, bajo
conmigo y empezó a pedirme mi número de teléfono, preguntándome a que me
dedicaba, si era yo profesora o estudiante y que estudiaba. Para ser amable lo
escuché un ratito. Y vi a su Facebook, hasta que le pregunte si le gustaba
leer. Como me respondió que sí, sacó un libro sobre dragones y me lo enseno
insistiendo en mi número, prometiéndome que me llevaría a Atlixco, porque “las
flores tienes que estar entre otras flores” y que también me iba a llevar a las
luchas y en algún antro y cosas así. Hasta que finalmente no entendió la
indirecta y me dejo irme a mi casa a convertir esta anécdota en una entrada
para mi blog.
lunes, 21 de julio de 2014
Reencuentros
La
semana pasada sin esperármelo en absoluto vi a mi ex, no sería nada extraño si
no fuera por el hecho de que vivía en Francia y una de las razones por la que
cortamos fue que no quiso ir a México. Porque es justo aquí que lo vi y que tomamos
un café como dos viejos amigos. Me esperaba tenerle rencor, pero nada por el
estilo, simplemente lo miro y me digo que ha sido una relación bella y difícil al mismo tiempo. Me ha dado
mucho y se ha llevado algo de mí. Vernos ha sido raro pero cuando me lo propuso, decidí que
soy lo suficientemente madura para poder tomar un café con mi ex sin que haya
tensiones de ningún tipo. Claro, la nostalgia de lo que fue siempre va a
existir porque uno idealiza a los recuerdos pero si me propusiera regresar, mi
respuesta sería un “no” rotundo. Yo he
cambiado demasiado, soy otra persona y el también. Lo bueno de este encuentro
ha sido que superé esta relación no sin sufrir pero sé que me ha hecho
descubrir que es lo que quiero de una relación pero sobre todo lo que no
quiero. Bye bye obligaciones familiares,
y parientes provincianos.
martes, 15 de julio de 2014
Dante
Una
tarde de Mayo mientras estaba jugando al balero acompañada por un amigo, un
hombre vestido de payaso se acercó y se metió una navaja por la nariz y diciéndome
su nombre me hizo prometer que lo habría mencionado en una de mis
historias. Muy bien, es fragmento es
todo para ti Dante Muller Fuentes.
Sombreros y monos de peluche
Ahí
va el viejo capitán con la mirada triste,
viendo al vacío y hablando solo. Una vez me contó que es de California. Igualito al capitán de la película “Titanic”,
me quise tomar una foto con él. Por ahí dicen que ha venido a México a buscar una nieta al
parecer secuestrada y que se ha vuelto loco. Lo podemos ver sentado en el “Italian
Coffee” con una carrito de bebe, lleno de peluches y con un sombrero charro en
la cabeza, viendo con tristeza y nostalgia las niñas que pasan por el zócalo.
sábado, 12 de julio de 2014
Camarones a las 17 y pastel a las 3 am,
Es
un viernes en la tarde de un día cualquiera de verano y como he quedado de ver a una amiga y sus
amigos para tomar algo me alisto y salgo. Al llegar, lo que no me esperaba es
que el amigo de mi amiga a su decir de 34 años, fuera un viejón de 50 y tantos y que el lugar donde vamos a
ir, fuera una cantina-botanero de lo más
corriente. Bueno, por ser educada entro
y me tomo una cerveza con ellos, acompañada por unas ricas botanas y muy
abundantes. La conversación es
dificultosa por el hecho de que ignoro los temas que puedo tratar con dos viejos y machistas,
que me causan urticaria inmediata. De alguna forma, puedo convencer a mi amiga
a librarnos de estos sujetos y nos vamos a mi casa. En mi
casa todo tranquilo, comemos, charlamos y así. Llega la hora de irnos a la fiesta y nos
reunimos con unos amigos con los que habíamos quedado antes, los encontramos
algo fumados y de alguna manera, después de superar albañiles cachondos y
mariachis llegamos a la fiesta. En la fiesta todos están pedos y el ambiente se
pone bueno, se baila, se toma, se baila de nuevo, se toma, se asiste a dramas
de borrachos. Y a cierto punto decido
poner música y viendo a oscuras los que están en el sofá, un tipo me saca a
bailar, acepto convencida que es gay y que nada pasara. Pero su manera de
bailar sensual me vuelve sospechosa.
Bailamos y hablamos y después le pregunto directamente si es gay, y él me dice
que no. Finalmente me invita a irme con él. Después de despedirme de todos, me voy con él,
y resulta que me lleva a su restaurante donde me invita a dos pastelitos y me
consiente con una malteada de chocolate. Después de que me la termino pasa lo
que tiene que pasar y pasa de una forma tan dulce, que me parece que huele a
canela. Y con el olor a canela en mis narices me deja en mi casa, diciéndome que
nos veremos pronto.
viernes, 11 de julio de 2014
Huasteca potosina: cronica de una borrachera anunciada
Un
día cualquiera de un mes cualquiera, una estudiante agotada a finales de
semestre decide darse sus merecidas vacaciones con el propósito de descansar y
relajarse y entonces viendo un viaje en la huasteca potosina decide participar
en dicho viaje. Pasan los días y llega
el día del viaje. Para hacer las cosas simples y prácticas la gente se cita en
Cholula, a media hora de donde vive la estudiante y la mayoría de los
participantes al viaje. La estudiante después de prepararse al viaje, cosa que
no solo implica hacer su maleta sino también resolver imprevistos como su cargador
de celular que decide descomponerse justo un par de horas antes del viaje o el
baño que decide tener una fuga, antes del viaje, por fin puede alistarse y
salir hasta el lugar de reunión. Llegando al lugar de reunión a la hora
establecida y encontrando uno de los coordinadores del viaje, se pone a esperar
al lado de dos francesas sociable cuanto una pared. Por fin llega al camión y
llegan todos y se puede salir. La estudiante se siente bien y está contenta
porque cree que llegara de Puebla a la huasteca. Que ingenuidad. La chica
pronto descubre que en su ciudad no se ha juntado, la suficiente gente y por
esto hay que ir llenando el camión paso por paso, es decir en Puebla y en
Querétaro. Así, después de esta noticia,
la estudiante decide rendirse y disfrutar del viaje, lo que la pobre no sabe es
que en Querétaro la esperan unos trogloditas
tontos y su jefe. Se junta la gente, se va a comer algo y el viaje empieza, todo tranquilo, se duerme, se lee, se charla,
hasta el momento en el que un francés empieza a tener ataque de ganas de fumar, intentando
convencer el chofer a pararse por su cigarro sin mucho éxito, cosa que lo lleva
a prender dicho cigarro en el autobús.
Después de calmarse y encontrar placer en litros de alcohol el sujeto
decide contarle su vida al chofer, mientras la gente quiere dormir. Obviamente
la vida de dicha sujeto implica accidentes automovilísticos y muertes
juveniles. Obvio, ¿no? Por fin se logra dormir un par de horas hasta que el
chofer se atreve a pararse para ir al baño y tomar un café, cosa que suscita
las iras de los coordinadores. ¿Cómo se
atreve uno a tener necesidades fisiológicas después de manejar solo 10 horas?
Inaceptable. Mientras todo esto pasa, la
estudiante decide aprovechar para ir al baño y fumar un cigarro retando así la
masculinidad de los coordinadores que se ven obligados a ejercer su autoridad
diciéndole “a subir, arre”, cosas que provoca una alergia física a dichos
sujetos de forma inmediata. Por fin se
llega al primer lugar previsto por el
programa es decir las cascadas de “Puente de Dios”. El viaje puede empezar,
después de cambiarse. Todos se cambian, se hacen las excursiones y se toman
algunas fotos. Después se va desayunar.
Hasta aquí todo tranquilo. Finalmente se
va a ver el castillo surrealista de Edward James, todo en orden de nuevo, se
come, se ríe, se nada. Acaba el día, y
puede empezar la fiesta, y así sucede.
La fiesta empieza y se hacen amistades, se conoce gente linda y se
socializa, hasta que dos compañeros de cuarto, deciden tomar aguas locas que a
su parecer no saben a nada, después de algunas aguas locas, los dichos amigos
deciden, caerse en el pasto cerca de una alberca a los dos a la vez,
dificultando logísticamente a la pobre estudiante, que los intenta llevar a su
cuarto juntos y logra ayudada por un tercer amigo que la ayuda a acostarlos
juntos, bromeando sobre las consecuencias. Después los dos, el amigo y la
estudiante deciden regresar a la fiesta y hacen amistades con los
participantes. Entre un baile y otro,
el amigo de la estudiante, decide ir al baño La
estudiante entonces decide socializar y se fija en el chofer del otro camión
que le parece bonito. Entonces se va a charlar con los choferes, e intenta bailar con el más joven, provocando
al viejito. Después la estudiante se va
a bailar, bailando con todos y haciendo amistades. Después de que la fiesta casi se termina, la
estudiante se va a fumar un puro tailandés con las nuevas amistades hechas, que
casualmente tienen el cuarto al lado de los choferes, y obviamente viene
interrumpida por el chofer de su camión que le dice que el otro chofer le
quiere hablar. La chica le dice que no
puede y entonces el otro chofer decide salirse del cuarto en calzones y
pasearse ahí unos minutos y todo esto, mientras una pareja tenía sexo extremo.
Mientras tanto la chica y su nuevo amigo fumaban el puro. De repente el nuevo
amigo propone a la estudiante profundizar la amistad yendo a su cuarto, cosa
que la chica no acepta y se va a dormir a su cuarto. Pasa la noche y un nuevo
día empieza, los participantes se van a desayunar, esperando un desayuno
buffet. Pero con su sorpresa el desayuno consiste en huevos al gusto o tacos
surtidos. Termina el desayuno y se
decide irse de excursión. Se llega al lugar, donde nos entregan unos salvavidas
y unos cascos, llegamos a un rio y unas cascadas después de mil peripecias y
después de ser ayudada por cualquier ser
que tiene brazos u alguna protuberancia la estudiante logra bajar al
rio. Pero viendo las alturas de las
rocas de donde se tiene que tirar la estudiante decide quedarse a ver el
paisaje. Después de esto, el grupo y la estudiante ayudada por dos guías suben
y se meten a un canal donde se dejan llevar por
las corrientes de un rio, y después de llegar al final del rio, los
guías, tienen que sacar los participantes
con una cuerda. Después de salir del rio, el guía que saca la
estudiante la advierte que se baje por
las escaleras y la deja a su destino, mientras tanto la estudiante decide
esperarse y llegan los demás. Así irán a
comer. O al menos esto piensa
la pobre estudiante y el resto del grupo
hambriento. Pero no va a ser así, porque los guías de la huasteca deciden que
es mejor ir a ver unas cascadas. Obviamente como todas las distancias en la
huasteca, las cascadas están mega retiradas de la civilización y así el grupo
mojado se tiene que aguantar su hambre y
necesidades fisiológicas por 3 horas, literalmente. Se llega a las cascadas,
espectáculo impresionante, pero nos quedamos unos 20 minutos después de haber
viajado tres horas. Después de esto,
los guías quieren que veamos otras cascadas, casi provocando ser linchados por
los participantes del viaje que no comían desde hace unas 10 horas. Dadas las
circunstancias los guías deciden que es mejor llevar al grupo a comer y así
esperar otra parte del grupo que se había previamente ido de rafting. Nos
paramos en un pueblo pintoresco llamado “El naranjo” y ahí perdimos como horas
mientras la gente comía. Después de
terminar el todo, la estudiante decide irse al autobús y piensa que se van a
ir. Y resulta que hay gente perdida por ahí.
Por fin después de mil curvas, controles de la policía llegamos al
hotel. Y que la fiesta siga. En la fiesta que tarda en empezar, se hace lo
mismo, se habla, se ríe, se baila, se toma, y se socializa, y hablando de
socializar, la estudiante socializa con un chico lindo y se meten a nadar a la
alberca completamente vestidos. Después de todo esto, la estudiante decide irse
a dormir, dejando al chico irse a dormir también. Después de dos largas horas de sueño, todos
se levantan y se van a desayunar, listos
para irse. Obviamente gracias a la borrachera todos llegan tarde y se sale con
una hora y media de retraso. Todos
llegan se puede salir, se sale, todo
bien, pero hay que hacer la parada al Oxxo, como de costumbre. La “breve”
parada dura hora y media. Por fin, se sale de viaje. El camino sigue entre borrachos que protestan
para su muuuusicaaa, gente que quiere ver
películas, el chofer, que sube el aire acondicionado y lo baja a su antojo,
borrachos y más borrachos. Se llega a la laguna de “La media Luna.” Ahí la
estudiante y sus amigos deciden descansar sus oídos y alejarse del grupo.
Nadan, comen pie, nadan y se relajan. Se come, nos vamos. Sigue la fiesta,
todos se divierten y vuelven loco al chofer, que casi le da un ataque, vistas
las condiciones siempre peores de los “responsables” del grupo. Se despiden los guías de la huasteca. El
viaje sigue, hasta llegar a un Oxxo, de nuevo. Se come, se fuma, se habla, todo
tranquilo hasta que uno de los responsables decide orinar frente a la
policía. El único responsable, que lo es
de verdad casi se desmalla ahí. Finalmente, pagando mil pesos, es decir el
dinero del fondo de emergencia lo liberan y el viaje sigue tranquilo hasta
Querétaro. Se llega y se descarga la gente. Se puede seguir, cada vez más
agotados. Se llega al estado de México.
Se baja la gente. Y sigue el camino,
con pedradas incluidas y callejones cerrados. Por fin logramos salir del
Df, cuando un amigo de la estudiante improvisa un show de marionetas con sus
calcetines. Y después de todo esto,
llegamos a la queridísima Puebla con cinco horas de retraso. Y al llegar, como
zombies, uno de los responsables
despierta y nos pregunta “ ¿Dónde estamos?” y así se acaba este loco fin de
semana.
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